sábado, 20 de noviembre de 2010

Inteligencia

 Somos seres muy extraños. Conforme nuestras mentes se van enriqueciendo de más y más conocimientos más infelices y desdichados somos. LLegamos a un punto en que nada nos parece bien y todo ha de tener cierto trasfondo, trasfondo que nos conduce a la perdición pues nos planteamos cosas que realmente no tienen sentido ser planteadas.

Nos despertamos y alcanzamos opinar para qué estamos vivos, para qué esta vida de sufrimientos, traciciones, desengaños... Realmente cuando uno piensa fríamente en eso se da cuenta de que no merece para nada la pena la inteligencia.

Deberíamos ser como la vaca o el cerdo o cualquier otro animal. Ellos en ningún momento de su vida se plantean todas esas dudas que por culpa de la inteligencia nos planteamos. La vaca tan sólo se preocupa en la comida que debe comer.

Tristemente estamos evocados al sufrimiento y al dolor en esta vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, a mí una vez me dijeron que la gente menos inteligente o la que menos se raya en realidad es más feliz pues disfrutan con cualquier cosa y no tienen problemas existenciales pues se contentan con poco, no le dan vueltas a la vida...pero yo pensé luego que es más bonito ser feliz sabiendo por qué lo eres a dejarse llevar por el torbellino de la vida sin pararte a pensar, porque así quizás no sufras tanto pero tampoco eres tan feliz
La inteligencia o el cuestionarse las cosas hace que todo sea en el fondo más intenso, tanto lo bueno como la malo, así que no nos fijemos solo en lo malo, yujuuuuu! ^^

Antonio dijo...

Tienes razón en que la inteligencia nos hace disfrutar mucho más de momentos placenteros y que son más difíciles de ver. Por ello disfrutemos de esos momentos, yupiiiiiiiiiiiiiiiii!!!

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